Taiji, respiración y emociones

En la práctica de Tai Chi (Tai Ji) se busca un flujo respiratorio natural, esto es, adaptado a cada instante y a cada movimiento, sin un control específico más allá de intentar que se mantenga una continuidad, sin interrupciones o retenciones del aire.

Cuando ponemos el foco de nuestra atención de manera constante en la respiración durante la práctica, no tardaremos en darnos cuenta de algunos fenómenos que podemos llegar a observar:

  • En los momentos en los que nuestra atención se intensifica hacia los contenidos de nuestros pensamientos, el flujo respiratorio tal y como sucedía hasta el momento se va a ralentizar o incluso detener momentáneamente. Esto ocurre porque al parecer hay una cierta incompatibilidad entre pensar y respirar, al menos cuando los pensamientos tienen un cierto grado de elaboración o complejidad,o traen algún componente emocional. Es algo así como si quisiéramos evitar el 'ruido' de nuestra respiración para poder escuchar con toda atención lo que dice nuestra historia personal en ese momento.

  • Las emociones y más cuanto más intensas son alteran nuestro flujo respiratorio, de manera evidente a veces, de manera muy sutil otras, acelerando la respiración o requiriendo inhalaciones más profundas para obtener mayor cantidad de aire, o reduciendo el flujo del aire al mínimo, e incluso deteniendo la inhalación o la exhalación por momentos.

  • Las intención de detener (o sostener) un movimiento, incluso de forma momentánea, para lograr una cierta postura del cuerpo tiende también a detener el flujo de nuestra respiración, deteniendo a su vez la continuidad del movimiento que buscamos en la práctica de Tai Ji.

  • En la medida que aplicamos Zhang Zhuang (dejar ir) durante los movimientos el flujo respiratorio se normaliza, se vuelve continuo y natural.

  • La atención a los movimientos internos del Dan Tian expansión contracción, oscilación, la estructura correcta,... también tienden a normalizar el flujo de la respiración continua y adaptada a la exigencia de cada momento.



Cuando vivimos cotidianamente sin una atención a lo que ocurre 'piel adentro' puede llegar un momento en nuestras vidas en el que las emociones nos arrastren igual que lo harían las olas del mar si estuviéramos flotando en el agua a la deriva. La observación de los procesos internos del movimiento y la respiración que propone la práctica de Tai Ji y el Qi Gong, puede suponer una barca desde la cual observar las olas (emociones) que la empujan por abajo sin mojarnos, manteniéndonos a flote y con la capacidad de remar en la dirección deseada.



Entradas populares